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| Foto: Archivo |
Recientemente en un recorrido que hice, junto a nuestros candidatos, por varias comunidades populares de la zona sur de Acarigua, alguien me comentó, en plena actividad, sentirse muy motivado y alegre, al percibir una gran receptividad y entusiasmo por parte de la gente que saludamos, al tiempo que nos manifestaban una creciente animadversión hacia gente del Psuv, motivado a la mala gestión de gobierno, que ha llevado al país a la ruina. Esto nos demuestra que ya está desmontado el mito rojito en la zona sur de Acarigua.
Por eso debemos ser positivos en nuestro trabajo electoral y visualizar esa receptividad como lo que es: una potencial preferencia electoral, pero debemos ser muy cuidadosos, pues la experiencia nos aconseja no caer en triunfalismos. Por el contrario, esa receptividad debe ser nuestro impulso, para seguir abriendo los ojos de quienes aún creen en los cuentos del régimen.
Es fundamental tener presencia activa y efectiva de toda la dirigencia política, en la populosa zona sur de Acarigua, porque ese pueblo esta ávido de soluciones y esa avidez debe ser recompensada por nosotros, con un mensaje de cambio: sí hay esperanza de salir de esta pesadilla, que Venezuela, Portuguesa, Acarigua y en especial la zona sur, sí tienen un futuro mejor, que volveremos a tener los anaqueles llenos de comida, que no haremos más colas, ni los militares nos dirán cuándo y cuánto comprar. Eso es una parte de lo que ofrecemos.
Algo muy importante a tomar en cuenta es que no basta con decir que el régimen miente, sino que expliquemos en qué miente y cómo nos miente. Hay que contar las verdades; por ejemplo que el indocumentado fue a Vietnam a pedir cacao, porque se robaron el dinero de los sueldos, pensiones y aguinaldos y anda desesperado; pero los asiáticos le dijeron en su cara que están enterados de la situación del país, que ya no hay reservas internacionales, para respaldar un préstamo y que no creen que honre ese compromiso, un país que cerró su frontera con Colombia y deportó a miles de humildes familias, amén de los desmanes económicos que todos conocemos, el despilfarro en cada viaje; también el pago reciente a República Dominicana con 2 mil toneladas de comida, que dejan de llegar a nuestros anaqueles, entre otras verdades. Lo mejor que podemos hacer es precisamente contar la historia real.
En efecto, debemos hablar con la verdad pura y simple: tenemos que salir del comunismo, de la falta de respuesta a los innumerables problemas que viven nuestros habitantes. Si por décadas de gobiernos democráticos, demostramos que somos partidarios de la vida en convivencia, en armonía, con la práctica del deporte, la cultura, y otros elementos sociales, que nos brindaron una identidad, un sincero nacionalismo y un verdadero amor por la patria; debemos evidenciar de qué estamos hechos y por qué apostamos a un camino diferente, desde el punto de vista cívico, pacífico y democrático.
Igualmente, debemos dejar al descubierto que ante la imposibilidad de cumplir tantas falsas promesas hechas frente a las cámaras o en actos públicos y una vez inhabilitados los enemigos principales, el escape es un conflicto internacional; igual pasa con los supuestos atentados, presuntos golpes y cualquier ridiculez que se les ocurra. Sólo son parte de una estrategia distraccionista, para no enfrentar los problemas económicos que aquejan al país, sencillamente porque se les acabaron las respuestas.
A la par, debemos vigilar el conteo de votos el día de las elecciones, muy de cerca y no perder de vista ningún movimiento fuera de lo legal. Esto nos permitirá garantizar un proceso transparente, trabajo éste que le correspondería a un CNE y Plan Republica imparciales, que no tenemos.
Por último, no más mentiras, no más mito, la realidad es una sola: debemos defender nuestro país y el enemigo no está fuera sino dentro y es el comunismo que nos consume, que nos destruye. Por eso el 6D debemos votar para defender nuestra Venezuela.
Edgar Rivero
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