Venezuela, una hermosa canción de Ilan Chester, canta y describe con el alma lo que sentimos por nuestra tierra. Efectivamente, nada como despertarse con el calor y color de nuestra tierra, ese sol amarillo matizado con los tonos naranja del arcoíris y que dependiendo del lugar del país donde nos encontremos, varía su intensidad de un casi rojo hasta el más pálido de los azules.
Esos hermosos colores que únicamente se ven en nuestra patria, en esa donde el mar, el cielo y la llanura se mezclan en uno sólo, o donde nuestro majestuoso Ávila irrumpe imponente en el medio de la luz solar para hacernos sentir su indefectible, maravillosa y eterna presencia.
Sin embargo, hay quienes no tienen la dicha de disfrutar este colorido espectáculo: nuestros presos y exiliados políticos. Esos ciudadanos de esta nación que lastimosamente se encuentran privados de disfrutar a nuestra Venezuela. Despertar cada mañana con el sol de Lima, Panamá, USA o cualquier otro país, con esa sensación de estar en el lugar equivocado, o de estar preso tras las rejas de las fronteras, es sencillamente una tortura digna de los más crueles contra aquellos que cometen el pecado de pensar diferente. Abrir los ojos en la obscuridad de un calabozo y con la certeza de que esa es la única visión que tendrás a lo largo del día y todo por haber cometido el mismo pecado: pensar diferente, es también de una crueldad indescriptible.
Sólo un régimen abiertamente antidemocrático es capaz de hechos tan atroces como estos. Ni siquiera parecen dignos de aquellos que disfrutaron de los beneficios procesales de la mal llamada "IV República" (técnicamente República Civil), al recibir un indulto presidencial.
Hoy, la realidad es que mientras el régimen se empeña en mostrarnos fotos chimbas del Presidente, para tratar de explicar lo inexplicable y así buscar distraernos de hechos tan graves con la delincuencia desbordada, el 98.7% de impunidad o la devaluación de la moneda, hay decenas de venezolanos tras las rejas del exilio o la prisión política, que no tienen la dicha de ver el amanecer venezolano y que no les queda otra alternativa que cantarle a nuestra tierra "...siempre te llevo por donde voy...".
Los más altos funcionarios del régimen, negando el necesario diálogo que el propio Chávez reconoció era menester, mantienen alejados de sus familias, con graves problemas de salud y sometidos a graves torturas a venezolanos inocentes. La rectificación sobre estos hechos, abonaría altamente sobre la necesaria reconciliación de los venezolanos. Es irresponsable pretender que sigamos teniendo un país con dos naciones. La paz debe ser unánime.
Ahora bien, quienes confiamos en nuestra patria, en esa que es "...noble de corazón, tierra de mano amiga...", sabemos también que cada mañana, millones de venezolanos enviamos con nuestros deseos de paz y libertad a nuestros presos y exiliados políticos un pedacito del sol de nuestra tierra.
A ustedes, mis queridos amigos, presos, perseguidos y exiliados políticos, nuestro eterno compromiso de lucha, nuestra admiración y afecto y todo el calor de nuestra hermosa tierra.
Delsa Solórzano
Diputada al Parlatino
Vicepresidente Nacional de Un Nuevo Tiempo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario