Primero Justicia

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2013/05/26

Omar Barboza Gutiérrez – Asfixia a la universidad


Un país que tenga el propósito de progresar debe ofrecer las oportunidades necesarias para que todos sus pobladores tengan la posibilidad de superarse, tener como prioridad un sistema educativo de calidad, que respete la libertad de pensamiento, y donde el Estado garantice la gratuidad de la educación. Partimos del principio, de que el mejor instrumento de superación del pueblo es la educación.

Por esas razones, compartimos los objetivos de la lucha de las autoridades universitarias nacionales, profesores, alumnos, junto a trabajadores y empleados, para derrotar la política del gobierno nacional de asfixiar económicamente a la universidad pública nacional, para eliminarla y sustituirla por un tipo de universidad oficial que tenga la misión de poner la educación superior al servicio de la ideología que pretende imponer el régimen gobernante.

Para cumplir con los deberes que imponen la docencia y la investigación, todas las universidades, sean autónomas, experimentales, o privadas, requieren plena dedicación de personas altamente calificadas para formar a nuestros jóvenes y realizar las investigaciones que el país necesita. Se requiere también una política de estímulos para retener nuestros mejores talentos dentro de nuestras universidades y poder motivar el regreso de talentos venezolanos que hoy se han radicado en el exterior por el trato desconsiderado que no valora sus méritos ni mucho menos le ofrece una compensación económica a su valía intelectual. Nada de esto es posible sin que las universidades cuenten con sueldos y presupuestos que permitan cumplir con sus objetivos, y mucho menos con la reducción progresiva de esos recursos en los últimos años, junto a los efectos nefastos de la devaluación de nuestra moneda.

A los efectos de tener una idea clara de lo que significan las afirmaciones anteriores, es importante saber que por la vía de la reconducción presupuestaria las universidades autónomas tienen hoy el mismo presupuesto del año 2007, los presupuestos del 2013 representan un 37% de lo solicitado, aparte de que esas asignaciones llegan con mucho retraso, lo que sirve de excusa para acusarlas de no ejecución de los recursos y de corrupción como una manera de desprestigiarlas. Los investigadores universitarios estiman un atraso tecnológico en equipos de hasta 30 años, aparte de la falta de inversión que paraliza de manera permanente la investigación, la extensión y los proyectos en general.

En cuanto a beneficios laborales para profesores y trabajadores desde el año 2006 no se discuten, y las normas de homologación son del año 1982. Antes esas materias se discutían cada dos años para evitar el deterioro del salario. Actualmente un Profesor Instructor a Tiempo Completo gana Bs. 2.677 mensuales, y por ejemplo, en el año 2000 un Profesor Titular a Tiempo Completo, Doctor y con más de 20 años de servicio, tenía una remuneración igual a la de un General de División, hoy ese mismo profesor gana Bs. 7.232 y el Gral. De División, que lo merece, gana Bs. 16.000.

Cuando hacemos la comparación con otros países de la región, nos encontramos con lo siguiente: En Colombia un profesor en escala intermedia gana un promedio de 2.700 dólares, en Argentina 3.700 dólares, y en Venezuela al cambio oficial de Bs. 6,30/dólar es de 567 dólares. Entre las consecuencias de esta situación, tenemos que en los últimos dos años en la UCV han renunciado más de 700 profesores, mayoritariamente jóvenes que se han ido al sector privado o al extranjero, en las universidades más de la mitad de los concursos de ingreso quedan desiertos por la poca atractiva remuneración al lado de las grandes exigencias de la carrera de profesor universitario, lo más preocupante es que nuestros mejores talentos profesorales están en un proceso de éxodo silencioso casi irrecuperable.

No es posible lograr los objetivos del progreso nacional con políticas universitarias como las actuales, cuando existe una estrategia para aplicar un cerco económico a las universidades no colonizadas por el régimen, y que desconoce los méritos de los profesores que para superarse en su carrera deben acumular títulos de pregrado, postgrado, doctorado, dedicación exclusiva, trabajos de ascensos, y concursos de credenciales.

Otra consecuencia de esta situación, es que las universidades están amenazadas por el ausentismo docente, hay una gran cantidad de profesores jubilados y no hay con quien sustituirlos porque cada vez hay menos candidatos por los bajos sueldos.

Si alguien quiere tener una razón adicional para apoyar la actual lucha de los profesores universitarios, debe tener en cuenta que nos podemos quedar sin tener quien forme de verdad a las nuevas generaciones de nuestra patria, nuestro hijos y nietos.

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