Primero Justicia

Primero Justicia
Juntos somos la fuerza del cambio

2014/08/18

OPINIÓN. Edgar Rivero: El desafío de las elecciones parlamentarias 2015


Partiendo de la premisa que la democracia es un sistema político sustentado en la pluralidad de actores y grupos políticos que compiten, en un marco de libertad y legalidad, por ocupar o conservar posiciones de poder, inferimos que es un sistema de competencia, en la que el individuo, grupos de individuos u organizaciones partidistas, con las mejores ventajas competitivas, serán los que ocupen la titularidad en los diferentes puestos de representación pública.

La democracia, como sistema de competencia, implica la celebración periódica de elecciones, en la que diferentes candidatos y partidos políticos buscan obtener la mayoría de los votos de los ciudadanos. Para obtener estos sufragios se impulsan las estrategias políticas, que no son sino procesos intensos de proselitismo y persuasión política orientados, por un lado, a obtener una mayor cantidad de votos de los electores y, por el otro, a impedir que los adversarios políticos ganen los comicios. Es decir, deben abonarse y generarse a su vez dos escenarios: uno donde se requiere un frente de atracción de sufragios y el otro un frente de repulsión de votos para los contrincantes.

Este tipo de sistema de competencia moderno, radica en no malgastar energías y esfuerzos en configurar, por adelantado una maqueta de candidatos, con miras a determinado proceso de elecciones. No obstante, existen otros objetivos previos que deben cumplirse para tener una verdadera opción de triunfo y por lógica conquistar el poder. A mi entender ambas cosas son importantes, tanto la selección de candidatos como el trabajo estratégico-organizativo. Pero, en este caso, priva lo organizativo y lo estructural. 

Por ello es clave, apelar a la práctica de nuevos esquemas de trabajo, es decir, propiciar entre todos aquellos actores políticos interesados una hoja de ruta impregnada de consenso, en lo político y lo electoral, para poder de forma planificada, organizada y eficiente articular el debate de los principales problemas y temas de interés de los ciudadanos. Asimismo difundir los pensamientos, ideas y propuestas, incidir en las tomas de decisiones, coadyuvar en el desarrollo y el progreso de la gente para así de manera real y tangible, construir una mayoría electoral estable de lado de la alternativa democrática. 

De allí, considero que las elecciones parlamentarias del 2015 son un desafío y por ende debemos trabajar desde ya, pues “nos jugamos a Rosalinda”. Para ganar en su momento, debemos contar con los mejores candidatos que dispongan los diferentes partidos políticos. Se deben seleccionar los más aptos para una contienda que luce crucial en el futuro del país. Aquellos que en verdad antepongan lo colectivo, por encima de lo individual. Tenemos una gran oportunidad política. Una oportunidad que pasa necesariamente por la confluencia y que debe acometerse con audacia e inteligencia. 

Desde luego, nada está escrito, pues los obstáculos proliferarán por todas partes. Pero la potencialidad está ahí, encima de la mesa y de una forma que hasta ahora nunca había estado. La posibilidad de armar fuerzas a favor de otro sistema económico y de otra nueva política a la que vivimos hoy con este régimen es hoy mayor que nunca. A mi juicio la Unidad tiene la responsabilidad política de estar a la altura de la historia. En pocas palabras, debemos ser más hábiles en el manejo del juego estratégico que es necesario diseñar, así como en el fútbol, solo hay dos tipos de estrategias. Las de ataque y las de defensa. 

Claro está las estrategias a seguir serán diseñadas y manejadas dentro de nuestra Unidad democrática, evitando cometer los errores del pasado, pero demostrando que aprendimos bien la lección y que conocemos de que pata cojean los adversarios. Por eso tenemos que ser cautos y hacer análisis serenos y rigurosos; poner los pies en el suelo y recomponer las piezas del tablero para beneficio del país y de los ciudadanos. Es prudente tener bien claro que cada proceso electoral es único, por lo que las estrategias deben diseñarse, aplicarse y evaluarse de acuerdo al tipo de campaña, en este particular me refiero a las elecciones parlamentarias del 2015. Una estrategia que fue exitosa en una campaña, puede no serlo en otra. 

Finalmente, nuestra estrategia ayudará a darle estructura, forma y coherencia a la campaña, posibilitando, también su evaluación y retroalimentación. Es importante recordar que lo más difícil de una estrategia no es pensarla, planearla o escribirla, sino articularla, implementarla, ponerla en operación. Vuelvo y repito lo esencial en estos tiempos no son los candidatos, ni los partidos políticos que convergemos en la MUD; lo importante es el momento histórico que vive nuestro país. Como lo dijo, en una oportunidad Arturo Sosa: La democracia es el desafío político de Venezuela. 



Edgar Rivero 
C.I:12.448.462 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario